Las primeras citas pueden ser una experiencia emocionante y llena de nervios. Estás entusiasmado por conocer a tu cita, pero al mismo tiempo, te preocupas por tu pinta y por llegar a la hora. Una vez que superas el nerviosismo inicial y te encuentras frente a tu cita, mirando el menú del restaurante con ansias, surgen nuevas consideraciones a tener en cuenta.
La elección de la comida
Lo que pidas para comer puede parecer un detalle insignificante, pero en realidad, puede dejar una impresión duradera, si cachai a lo que me refiero. Tu elección de plato puede influir en la comodidad y el disfrute de la velada. Por lo tanto, aquí te ofrezco algunos consejos útiles para elegir sabiamente tu comida en la primera cita.
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Los alimentos muy condimentados son un no-no
A menos que tanto tú como tu cita compartan una pasión fervorosa por el ajo, no hay razón para pedir un plato tan fuertemente aromático como la pechuga de pollo con ajo de 100 dientes.
Yo mismo adoro el ajo, al igual que muchas personas, pero la mayoría de la gente no aprecia inhalar un aliento fuerte a ajo durante la velada. Piensa también en lo que podría ocurrir después de la cena. Imagina que tú y tu cita deciden explorar un nivel más íntimo de cercanía: el aroma del ajo podría ser abrumador y poco romántico.
Este consejo también se aplica a las cebollas y las comidas picantes. ¿No sería mejor optar por algo más suave y delicado para que la primera cita sea una experiencia agradable y sin distracciones desagradables?
Elige platos refinados y fuera de lo común
Si te encuentras en un restaurante de alta categoría con un acompañante especial, lo más recomendable es optar por opciones culinarias que destaquen por su elegancia y sofisticación.
Una cena de este calibre no suele ser el escenario idóneo para degustar comidas tan cotidianas como una hamburguesa con papas fritas. Aunque estas delicias gastronómicas puedan ser reconfortantes y deliciosas, existen momentos más apropiados para disfrutarlas.
Una primera cita en un restaurante puede ser una experiencia clave en tu relación de azúcar. Asegúrate de conocer los errores de conversación que debes evitar para mantener una buena impresión.
Una velada romántica en un ambiente distinguido te brinda la oportunidad perfecta para expandir tus horizontes culinarios y permitirte saborear platillos refinados que quizás no tengas la oportunidad de probar con frecuencia. Aprovecha esta ocasión especial para explorar nuevos sabores, texturas y presentaciones que cautiven tus sentidos y enriquezcan tu experiencia gastronómica.
Modera tu consumo de alcohol con prudencia
Es comprensible que durante una cita desees acompañar la comida con una copa de vino selecto o un cóctel preparado con esmero. Sin embargo, es crucial mantener la moderación y evitar la ingesta excesiva de alcohol. Perder la compostura o mostrar signos de embriaguez puede proyectar una imagen poco favorable y arruinar lo que debería ser un momento agradable de convivencia.
Recuerda que una cita es una oportunidad para conocer a tu acompañante y disfrutar de una conversación enriquecedora. Si el consumo de alcohol se vuelve desmedido, difícilmente podrás mantener una interacción fluida y coherente. Además, podrías poner en riesgo tu seguridad y la de los demás.
Si tanto tú como tu cita han acordado tener una velada más relajada y desenfadada, donde el consumo de alcohol sea más liberal, esa es una situación diferente. Sin embargo, incluso en ese caso, es importante mantenerse dentro de los límites razonables y evitar consecuencias desagradables.
Ojo con tu ropa
Puede parecer un consejo obvio, pero tiene sentido. Si llevas una prenda de color blanco o claro, evita pedir platillos que puedan mancharla fácilmente.
Mantén tu plato en el lado más seguro, ya que nada arruina una velada como una mancha de comida en tu ropa. Sé que eres una persona cuidadosa al comer, pero accidentes pueden ocurrir, especialmente con salsas o alimentos más complicados de manejar.
Una vez que una mancha se fija en una prenda, puede ser muy difícil de eliminar. Si optas por un plato cremoso o con salsas, lleva contigo una barra de quitamanchas y guárdala en tu cartera por si sucede algún percance. Así podrás disfrutar de la cena sin preocupaciones.
Siguiendo estos sencillos consejos, podrás disfrutar de una primera cita relajada y sin contratiempos, centrándote en conocer a tu cita y pasar un momento agradable en su compañía. Una elección sabia de plato puede marcar la diferencia entre una velada memorable por las razones correctas o por las equivocadas.
Conoce tus restricciones alimentarias y evita molestias
Cada persona puede tener reacciones particulares a ciertos alimentos, ya sea por intolerancias, alergias o simplemente por preferencias personales. Antes de asistir a una cita en un restaurante, es crucial tener presente cuáles son esos platillos que podrían causarte malestar o incomodidad.
Si eres propenso a gases o hinchazón después de consumir porotos, evita pedir ensaladas o platillos que los contengan. Si las especias fuertes y los curries tienden a revolver tu estómago, es recomendable abstenerse de ordenar platos como el pollo tandoori. Conocer las reacciones de tu cuerpo ante ciertos ingredientes te permitirá tomar decisiones más informadas y evitar molestias durante la cita.
No elijas por precio
En lugar de fingir ser un experto en la cocina del restaurante, es mejor ser honesto y preguntar sobre los platillos si no entiendes las descripciones. Los meseros estarán encantados de explicar los ingredientes y la preparación de cada opción. Además, seleccionar el plato más caro puede hacer que parezcas tacaño o demasiado preocupado por el estatus. Es mejor ser modesto y elegir una opción que realmente te llame la atención.
Cuando estás en un restaurante, es importante que no selecciones un plato simplemente porque es el más caro del menú. Hacerlo puede dar una mala impresión y no garantiza que disfrutarás de tu comida. En primer lugar, elegir el plato más costoso sugiere que no estás familiarizado con los diferentes platillos y sus ingredientes. Puede hacer que parezca que estás intentando impresionar a los demás con tu capacidad para gastar dinero en lugar de elegir una opción que realmente te guste.